Estar o ser enfermo. Un trasplantado.

"[...] No puedo hacer determinadas cosas al estar enfermo, pero eso no me impide exprimir la vida y sacar todo el jugo que tiene, intentar cambiar el mundo cada mañana y hacer de la época de enfermedad un aula de aprendizaje, de saber vivir con menos, de vivir con lo imprescindible. [...]"

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«[…] No puedo hacer determinadas cosas al estar enfermo, pero eso no me impide exprimir la vida y sacar todo el jugo que tiene, intentar cambiar el mundo cada mañana y hacer de la época de enfermedad un aula de aprendizaje, de saber vivir con menos, de vivir con lo imprescindible. […]»

Hoy quiero escribir sobre algo complicado, que llevo años pensándolo, diría que mínimo desde la adolescencia. Es la diferencia entre «estar» o «ser» enfermo. Me pongo a filosofar y divagar, así que espero saber explicarme. Mi planteamiento es el siguiente.

Como el dolor, la enfermedad no es opcional, viene dada. Luego estar enfermo no está en nuestras manos. Pero como pasa con el sufrimiento, una parte grande es opcional, con el mismo acto, unos sufren mucho y otros poco, igual pasa con «ser» enfermo. Podemos estarlo, pero no por ello llevar vida de “enfermo” como tal. El dolor nos viene, pero no tiene que poder con nosotros. No tiene porque condicionar nuestra vida.

Yo nunca he tenido miedo a la muerte. Porque hemos convivido desde que nací; porque tengo Fe; porque me niego a que la enfermedad sea más fuerte que yo; porque quiero ser feliz y disfrutar de y con los míos y podría dar mil razones más. Alguna vez me habéis leído -y oído- que ahora por ejemplo es una de las épocas más completas y felices de mi vida. ¿Cómo es posible si estoy enfermo? Porque lo «estoy», pero no lo «soy».

No puedo hacer determinadas cosas al estar enfermo, pero eso no me impide exprimir la vida y sacar todo el jugo que tiene, intentar cambiar el mundo cada mañana y hacer de la época de enfermedad un aula de aprendizaje, de saber vivir con menos, de vivir con lo imprescindible.

Como decía en el principito: “lo esencial es invisible a los ojos” y eso es lo que más veo en estos momentos. La fortaleza y amor de Sara, la ternura de Amelia. El difícil papel de padres y hermanos, siempre ahí, siempre viendo cómo la lucha nunca cesa y la vida no para de ponerme pruebas que supero, pero con la imprescindible ayuda afectiva de todos. Recibir cientos de mensajes de familiares, amigos, desconocidos que muestran cariño y me mandan ánimo y sobre todo mucha oración para con la ayuda de todos, saber llevar los difíciles momentos que por enésima vez tengo que afrontar.

La película “Intocable” es el ejemplo perfecto de “estar” enfermo.

Esto es «estar» enfermo. 

Otra opción de vida, sería quedarme en casa lamentándome, hay mucho que lamentar, mucho de lo que quejarse por lo que a veces nos toca a los enfermos crónicos. Pero eso no ayuda.

Podría estar no haciendo esfuerzos, a veces ímprobos, por llevar una vida normal y quedarme en casa, es lo más fácil y cómodo, pero a la larga termina matando aunque sea el ánimo.

Podría no intentar caminar todos los días 8-10 km para que así mi cuerpo esté lo más preparado posible -o pierda lo menos posible en diálisis- de cara al cuarto trasplante. A veces el dolor de caderas, huesos, el cansancio, así lo piden, pero manda mi cabeza y sigo. 

Podría no pasar consulta, no escribir este blog, no hacer cosas de la Universidad, no estudiar, etc. muchas veces me cuesta horrores hasta el más mínimo esfuerzo. Pero eso es dejar vía libre al diablo para que entre en la cabeza y te lleve a pensar en lo que no debes y el riesgo de regodearse uno en su desgracia sería enorme en ese caso.

Y así podría seguir poniendo mil ejemplos de lo negativo que puede ser para cualquier persona, pero especialmente para un enfermo crónico, que jamás para la lucha, el “ser” y no “estar” enfermo. 

Por supuesto, yo no todos los días «estoy», a veces «soy». Hay días de mezcla, pero la inmensa mayoría, tengo la suerte de sólo «estar enfermo». En la vida hay que intentar ser feliz, pero la alegría no se conquista una vez y para siempre, es una lucha y pelea diaria por ella, a veces de forma real, otras en forma de «profecías autocumplidas» . Todos los días hay que luchar por ella.

Desde aquí quiero animar a todos los que pasáis por algo parecido pero no sois capaces de llevarlo bien, os sentís que “sois enfermos”, se os cae el mundo encima y las fuerzas flaquean. Ánimo. 

Espero haberme sabido explicar bien, son temas mezclados, complejos y muy vivenciales. Si os ha quedado alguna duda, podéis dejar un comentario y encantado la respondo.

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