“[…] Este dolor, presente en huesos y músculos, puede ser de la propia enfermedad renal o en no pocos casos de la diálisis, que produce un dolor crónico, insidioso, molesto y a veces agotador. […]”
Uno de los principales síntomas de enfermedad renal -y de los más molestos-, es el dolor. Este puede ser musculoesquelético (huesos y articulaciones), neuropático (afecta el sistema somatosensorial y puede producir sensaciones anormales llamadas disestesias y llegar a doler estímulos que normalmente no son dolorosos (alodinia)).
Este dolor, presente en huesos y músculos, puede ser de la propia enfermedad renal o en no pocos casos de la diálisis, que produce un dolor crónico, insidioso, molesto y a veces agotador. No siempre los tratamientos farmacológicos vitan o eliminan este dolor, en parte por falta de entrenamiento de algunos profesionales -según un estudio de la Fundación Renal Iñigo Alvarez de Toledo (FRIAT)- mejorando mucho este, con una preparación adecuada de los especialistas.
Este estudio, que ya tiene unos años, demostró otro problema, que por suerte va mejorando mucho en los últimos años: el estudio del dolor. Hasta hace muy poco tiempo, era muy escasa la formación y dedicación al tema del dolor en el sistema sanitario y por los profesionales de salud.
Una cosa importante ha sido aprender a determinarlo. Aunque sea difícil darle una magnitud al dolor, ya que es algo muy subjetivo, no se puede medir con un aparato, si se puede determinar, con escalas visuales, test, etc. Por ello hay que incidir desde la universidad en el estudio y aprendizaje del manejo del dolor.
Así, además de facilitar la vida a los pacientes crónicos, evitaríamos episodios de estrés, ansiedad, depresión ,etc. Ya que los efectos del dolor sobre el cuerpo son muy variados, teniendo una influencia muy grande sobre la parte psicológica-emocional del paciente y su proceso de curación o patológico.
Así que ojala se siga avanzando en este campo.