Gracias. Un trasplantado.

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Antiguamente, un viaje era una aventura. Horas de coche, paradas, como fueras medianamente lejos implicaba un día con sus comidas, ver paisajes y pueblos, horas de cantar, juzgar al veo-veo, aburrirse y hasta pegarse. Tiempo de convivencia familiar.

Hoy en día, ese mismo viaje, que por ejemplo a Galicia podían ser 12-13 horas, hoy se puede hacer en 4-6 horas, según que parte de Galicia se vaya. Más cómodo, pero se pierde cierta parte de romanticismo y de profundizar en la convivencia. Por eso a veces es importante frenar en la vida, ir más despacio, darse tiempo. Dar una oportunidad a estar cabeza de vaciarse del ruido del día a día y a nuestro corazon a abrirse como un libro.

Eso se puede extrapolar a muchos aspectos de la vida. Uno de ellos es la convivencia que tenemos hoy, el acompañamiento. Hoy con las personas, salvo excepciones, la comunicación se limita en muchos casos a unos Whatsapp, a una conversación rápida o un tiempo limitado. en lugar de dedicar tiempo de verdad y calidad; “en persona se les acercó y comenzó a caminar con ellos”.

A veces, para un buen acompañamiento, es más eficaz el estar, que él mandar muchos mensajes. El notar la cercanía y el amor humano, el contacto y poder darse un abrazo, sana más que tres respuestas a mensajes. Y como querer es poder, cuando quieres ver a alguien, encuentras tiempo. A veces acompañar no es más que estar, dejar notar al otro nuestra presencia, nuestro interés por ayudarle, si nos necesita y quiere.

Después de poner excusas durante un año y medio para ir al retiro de Emaus con la diálisis, al final rompí la barrera. Si me quejaba de ir con diálisis, al final he ido con diálisis y sin pierna, cuando de verdad queremos algo, no hay limites, nada nos frena. Ha sido un regalo, no dejéis de hacerlo los que dudáis y los que no lo conocéis, animaos.

Yo he tenido la suerte de confirmar, que a pesar de las piedras del camino y de las exigencias, Dios nos da fuerzas para llevar y superar adversidad, sólo hay que confiar de verdad. Un enfermedad es una desgracia, pero no lo que se vive a raíz de ella. Por eso, al saber que Dios nos da fuerzas para superar las adversidades, al dejarnos hacer y abrazar nuestra cruz, nos llenará de gracias. Como además la enfermedad te obliga a desprenderte de muchas cosas, materiales o efímeras sobre todo, valoras más lo que nadie nos puede robar, ni podemos desprendernos, lo que vivimos, lo que sentimos, lo que amamos, las gracias de Dios.

Por eso, una vez más alto y claro; más claro y más alto que nunca, puedo decir, que Dios me da con creces lo que enfermedad me quita, que me ama hasta el extremo y que sólo puedo ser agradecido, dar gracias a Dios. Por su amor en forma de personas, el Equipo SAP, mi familia y amigos y todos los que me apoyáis, empujáis y rezáis; por su amor en forma de vivencias, como este fin de semana; de poder acompañar, formarme, trabajar, aunque justo estas semanas post operación no pueda etc. Sin duda la balanza, se inclina a lo bueno.

Gracias por las gracias, ¡soy un tipo con suerte!

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