La enfermería. Un trasplantado.

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La enfermería, ¿valoramos realmente la labor de este colectivo? Sin duda alguna, los pacientes crónicos si. Somos muy conscientes de la labor tan genial, del cariño que nos dan y de la profesionalidad que tienen. Eso no quita para que los demás colectivos no lo sean, en el Hospital Clínico de Madrid (donde me hicieron dos trasplantes) y en el Hospital Gregorio Marañon (donde me hicieron el primer trasplante), desde el celador, pasando por la persona de la limpieza, el médico residente y el jefe de servicio, todo el mundo ha sido, por norma general, genial conmigo.

Pero la enfermería tiene un papel especial en el día a día del enfermo en mi experiencia. Es el profesional sanitario que más horas pasa con nosotros. Y nos cuidan, aconsejan, son confidentes y a veces hasta psicólogas y escuchan nuestras penas, con una alegría inmensa. Muchas veces, sin querer desmerecer al resto de profesionales, sanitarios y no sanitarios que nos rodean, son esa parte de trato humano, que aunque parezca imposible, puede tener un hospital, nos ayudan a sentirnos acompañados, entendidos y comprendidos, es gran parte del humanismo, que en ocasiones falta, al entorno sanitario. Vale con una sonrisa, apoyar una mano en el hombro, sentarse un rato a charlar, contar un chiste o incluso un problema suyo, todo ayuda.

Hace unos meses, me gravaron unas secuencias para un documental, trasplantando sonrisas, para agradecer y reconocer la labor de los equipos médicos encargados de trasplantes. Una de las preguntas que me hicieron, es un momento que nos haya marcado con algún profesional de la sanidad. A mí me salió rápidamente uno, en la UVI de infantil del Gregorio Marañón, metido en una sala aislado, vi la cara de una enfermera, a la que luego busqué durante años, era Pilar, con un pin del atleti, a la que ví entre el atontamiento de la anestesia, pero jamás olvidaré, que eso lo tengo claro y nítido, el cariño y la paciencia con la que me explicaba donde estaba, que no podía beber, el tiempo que iba a estar, etc. no sabía en ese momento si fueron 5 minutos o 20 horas, pero si recuerdo la paz que me dió.

Así, que desde aquí, aunque alguna vez a lo mejor hayáis dado con alguien de enfermería arrogante, poco cercano o que no os ha gustado, pensad, que son una excepción, que la mayoría dedica su vida a la profesión, sin pensar en si ganan mucho o se les reconoce, se entregan a nosotros, los pacientes.

Por eso quería agradecer a todo el personal que me ha ayudado en mi vida, el cariño y la humanidad con la que normalmente nos tratan. Y especialmente a la enfermería, nunca perdáis ese cariño y esa alegría que nos trasmitís. Si la habéis perdido, recuperarla, os llenará más vuestro día a día y no sois conscientes de lo que nos ayuda.

¡Gracias!

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