La tasa de filtrado glomerular (TFG), es uno de los valores más importantes en un análisis de sangre, para valorar la función renal. Su valor, es el resultado de la suma de la filtración de cada una de las nefronas. Por ello, obtenemos un valor, que nos indica, una medición gruesa del número de nefronas funcionales. La filtración de los glomérulos es de aproximadamente 180 l/día de plasma (125 ml/min).
Para medirlo, tenemos que tener en cuenta, la edad, peso, sexo, valor de creatinina y etnia y suele ser de unos 90-120 ml/min/1,73m2 (National Kidney Foundation).
Un descenso de la TFG en pacientes con enfermedad renal, implica un deterioro de la filtración renal, de la enfermedad renal u otro factor reversible en uno de los riñones, como perfusión por depleción de volumen.
Podíamos dividir los grados de la insuficiencia renal crónica (IRC*):
Grado IRC* TFG Interpretación de la TFG
– >90 Lesión renal leve con FG normal
– 60-89 Lesión renal con diminución leve de la FG
– 30-59 Disminución moderada de la FG
– 15-29 Disminución severa de la FG
De todas formas, el cuerpo humano, tiene medios de defensa y/o adaptación. Una de ellas, en estos casos, es la hiperfiltración compensatoria y aumentando a la vez, la reabsorción de agua y solutos (sustancias diluidas) por las nefronas que quedan.
De aquí surgen 3 escenarios:
1. Una tasa de TFG estable no implica necesariamente una enfermedad estable. Habría que analizar otros signos diagnósticos y evolutivos de la enfermedad (Aumento de la tensión arterial, actividad del sedimento urinario, aumento o no de la proteinuria).
2. Un incremento de la TFG puede indicar mejoría de la enfermedad renal o puede implicar un incremento contraproducente de la TFG, hiperfiltración, debido a factores hemodinámicos.
3. Algunos pacientes padecen una verdadera enfermedad renal de base que puede enmascararse porque tienen una TFG normal.
Medir el FG no es fácil, así que como muchas cosas en medicina (y en la vida), nos fijamos en su tendencia y en su estabilidad o no en el tiempo.
Uso de la creatinina sérica para evaluar la tasa de filtración glomerular: la creatinina es derivada del metabolismo de la creatinina en el músculo esquelético y a partir de la ingesta de carne. Un 10 a 40% de la creatinina urinaria es derivada a partir de la secreción tubular en el túbulo proximal. Por lo tanto, si la TFG, la secreción tubular de creatinina, la ingesta de creatina y el tamaño del pool de creatinina en la masa muscular permanecen estables, la concentración sérica de creatinina debería permanecer estable también.
Por lo tanto, la concentración sérica de creatinina es inversamente proporcional a la TFG. Si por ejemplo, la TFG cae un 50%, la excreción de creatinina se reducirá inicialmente. Asumiendo que la secreción tubular de creatinina, la dieta y la masa muscular no cambian, la reducción de la TFG llevará a una retención de creatinina y a un aumento de la creatinina sérica hasta que se haya doblado.
En pacientes con enfermedad renal leve, un pequeño incremento de la creatinina sérica implicará una importante caída de la TFG, mientras que, en pacientes con enfermedad severa, un gran aumento de creatinina reflejará solo una pequeña reducción de la TFG.
En realidad, una reducción de la TFG resulta en un incremento de la secreción tubular de creatinina que enmascara el aumento de la creatinina sérica. Por lo tanto, una reducción del 50% en la TFG no produce una duplicación de la creatinina sérica.
Debemos analizar los factores etiológicos, los potenciales factores de agudización o de progresión, y asimismo, debemos idealmente conocer su situación renal previa meses o años atrás, para ubicarnos en el escenario actual de su enfermedad, y analizar todos los marcadores de daño renal, como la actividad del sedimento urinario, la magnitud de la proteinuria y la presencia o no de hipertensión arterial, que sumadas a la medición de creatinina sérica y a la estimación o medición de la TFG nos darán un marco tridimensional de su estatus renal real.
Espero haberos ayudado a entender este valor tan importante.