Todos conocemos personas optimistas y otras pesimistas; personas que ven el vaso medio lleno y otras medio vacío; personas que decimos que se ahogan en un vaso de agua y otras que nadan sobre ese mismo agua, sobre esos problemas.
Y sin duda alguna, hay un componente personal, que hace que haya gente que vea todo menos fácil y otros menos difícil, ante la misma situación. Pero igual que hay gente que parece que no le cuesta aprender idiomas, hacer deporte, tocar instrumentos, etc. hay gente que costándole un triunfo conseguir determinadas cosas, lo consigue. Se dejan la vida, con un esfuerzo ímprobo, no cejando ni un minuto en el empeño, hasta conseguir la empresa, por difícil que sea.
Por eso a veces, cuando alguien me dice que tengo mucho mérito por cómo afronto las cosas, se lo agradezco, pero con sinceridad absoluta, con cero de falsa humildad, siempre contesto lo mismo: “tengo más entrenamiento que mérito”.
Y lo digo y pienso de corazón, porque aunque hay gente más optimista por naturaleza, y es una suerte, todo se entrena, todo se aprende. Y el pesimista, le podrá costar una vida cambiar esa forma de ser o afrontar los envites de la realidad, pero puede entrenarse a ser optimista y positivo o al menos, ser menos negativo.
Así que, a partir de ahora, no debemos agarrarnos al no podemos, al soy así. Nos toca apostar, esforzarnos e ir a por nuestro nuevo objetivo de mejorar. Para eso tendremos que soltar algún lastre, algún fantasma y mirar al futuro con las ganas, la ilusión y la certeza de que si luchamos duro, todos podemos conseguirlo. NO siempre será fácil, pero es posible.
Ánimo y a por ello.