En la vida, no hay nada más difícil que lo que no se intenta. Es un principio fundamental que ensalza valores como el esfuerzo, la disciplina y la preparación. Muchas veces, nos enfrentamos a desafíos aparentemente insuperables, pero la clave está en dar el primer paso, en atreverse a intentarlo.
El esfuerzo es el motor que impulsa nuestros logros. Cada vez que nos esforzamos por algo, estamos poniendo en marcha un proceso de crecimiento personal. No importa cuán complicada parezca la meta, el simple hecho de intentarlo nos acerca un poco más a alcanzarla.
La disciplina es la cualidad que nos permite perseverar a pesar de los obstáculos. En el camino hacia nuestros objetivos, inevitablemente nos encontraremos con dificultades y fracasos. La tenacidad nos da la fuerza para seguir adelante, aprender de nuestras caídas y seguir intentándolo.
La preparación es esencial para afrontar cualquier desafío. Cuanto más nos preparamos, más confianza adquirimos. No se trata solo de estar listos para el éxito, sino también para superar las adversidades que puedan surgir en el camino.
En resumen, en la vida, no hay nada más difícil que dejar pasar oportunidades por miedo a fracasar. Valores como el esfuerzo, la disciplina, la excelencia y la preparación son herramientas poderosas que nos permiten enfrentar lo desconocido con determinación. Así que, en lugar de temer lo que no hemos intentado, deberíamos abrazar cada desafío como una oportunidad de crecimiento y superación personal.
Eso me ayudó mucho en mis seis primeros meses amputado como muestra éste vídeo que os enseñé en su día: ver vídeo.
Y uno de las mejores formas de desarrollar y aplicar todos esos valores es el deporte. Se pueden intentar muchos y, con el tiempo, haremos muchos o pocos, pero aprenderemos mucho en el camino. Es importante hacer algo cada día o al menos cada semana. Y nunca es tarde ni en edad, ni estado físico, porque siempre podremos encontrar alguna opción.