No se si viviré mucho o poco, ni como será lo que me queda. Estos pensamientos que pasan por mi cabeza de forma fugaz, no son ilógicos en un enfermo. Pero eso no puede paralizarme, ¿quién sabe cuánto le queda? y si, ¿desafiando a la ciencia como hago desde que nací llego a los 100 y con buena cabeza y estoy perdiendo momentos de disfrute por eso?
Es imposible saber el día y la hora. Pero lo que si es posible, lo que si está en mi mano y lo que si puedo es aprovechar cada segundo para hacer de magia de ese momento. Puede ser hablando con el corazón en la mano, mirarla emocionado, haciendo un plan o dando un beso y un abrazo a Sara; deleitarme hasta romperme el corazón cada vez que hago algo con Amelia, ya sea jugar, leer, charlar, que cada vez lo hacemos más o cuando me da un beso y un abrazo; curar en mi consulta, enseñar a mis alumnos las asignaturas y sobre todo de la vida, ayudar en mis conferencias, con mis post e historias, etc.
En definitiva, creo que hay que hacer de cada día magia, de cada segundo algo inmejorable y de cada cosa que hagamos la excelencia inmejorable por haberlo hecho con tanto amor y dado todo, de forma que será inmejorable.
¡a por cada día! ¡a vaciarnos! ¡a ser unos tipos con suerte! ¡a dar gracias a Dios por cada día de regalo!