Blas. Un trasplantado.

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Una cosa fundamental en la vida es aceptar los cosas como son, verlas así y nómbralas como se debe. Por eso, porque era una nueva realidad en mi vida, llamé Taurino a mi tercer trasplante, ya que el 5 de septiembre es San Taurino y el día del trasplante.

Pues bien, ahora estoy amputado y tengo un muñón. Pero así llamado, suena a que cualquiera lo tiene o que no le doy importancia. Así que buscando nombres, relacionados con la fecha podría ser candelo, porque el 2 de febrero es la Candelaria, día de la operación. Pero pensé y no es mentira que el primer día entero que vivimos juntos fue el 3 de febrero, que curiosamente es aniversario de mi primer trasplante, y me parecía que el día de San Blas era un día maravilloso.

Gracioso montaje que me mandaron estos días.

Me gusta el nombre, me gusta el aniversario del primer trasplante y cómo nos quedan muchas guerras que lidiar, muchos mares que cruzar, muchas batallas que pelear juntos, un homenaje a Blas de Lezo, héroe sin igual y amputado, era bonito. Por eso mi muñón, se llama: Blas.

Pero además, a lo mejor estoy diciendo una tontería, que no soy psicólogo, pero creo que ponerle nombre, integrarlo y hacerlo parte de mi vida es un signo de inicio de superación, de algo tan difícil de aceptar como el que nos falte un trozo del cuerpo.

Por eso, cada día me gusta más el nombre elegido y espero que pronto os guste a vosotros y podamos contaros mil aventuras juntos. El Equipo SAP y Blas al ataque, a comerse la vida, a disfrutar de cada día, a exprimir cada segundo, a sacar algo positivo antes de dormir, por muy duro que haya sido el día.

El Equipo SAP y Blas de paseo. Sara haciendo la foto.

Pues lo dicho, os presento a Blas, que nos llevemos muy bien y seamos buenos amigos. No ha empezado mal la cosa.

El año que viene cantaremos: “en la fiesta de Blas…”

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