De nuevo, ¡gracias! Un trasplantado.

“en la desgracia de la enfermedad, me he convertido en un tipo con suerte, que he aprendido a vivir al día, no por obviar el futuro, sino que sólo en el regalo de cada día, de ahí llamarlo presente, puedo mejorar el mundo”

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Antes de empezar esta cuenta meditaba si merecía la pena exponer parte de mi vida.

Exposición que hace que cada vivencia compartida, deje de ser mía, de ser nuestra, del Equipo SAP, para ser de todos.

Hay veces que uno duda, se cansa, faltan ideas, etc. pero como todo en la vida la clave es el motor de las cosas. Lo que nos lleva a que hagamos las cosas.

En mi caso el motor es el amor. Amor por la vida, aunque sea complicada a veces, aunque ponga muchas pruebas, aunque a veces no entendamos lo que pasa, la vida al final, mirada con ojos agradecidos, resulta que es generosa.

A veces, como a los niños cuando sus padres les dicen algo y no lo entienden, les supone un bien, que tiempo después lo agradecen y aplican ellos. Eso me ha hecho a mí la enfermedad. Una desgracia enorme que cuando aprendí a abrazar mi cruz y amarla, se convirtió en mi mejor maestra, en mi fuente de fuerza para mirar arriba, para intentar acercarme a Dios y agradecerle cada segundo de la vida.

Por regalarme a mis padres, hombres maravillosos, por darme el mejor regalo que podía darme Sara y de ahí un tesoro inigualable, Amelia, y juntos formar el Equipo SAP. Por tener cada día más de 150 mensajes dando gracias y diciendo cosas que me emocionan cada día y me recuerdan que la vida es un regalo.

Os dejo una muestra, con permiso previo, pero podría poner cientos de ellos.

Vuelvo a repetirme, en la desgracia de la enfermedad, me he convertido en un tipo con suerte, que he aprendido a vivir al día, no por obviar el futuro, sino que sólo en el regalo de cada día, de ahí llamarlo presente, puedo mejorar el mundo; a vivir valorando y saboreando lo que tengo, sin amargarme con lo que me falte. Eso no hace que no tenga sueños, pero no me obsesiono por lo que me falta. Siendo sinceros, a cosas materiales, el ansía puede ser infinita.

En definitiva, dar otra vez las gracias de corazón, me ayudáis y dais mucha fuerza y sobre todo, saber que os ayuda, como un boomerang que agradece ciento por uno lo regalado, salgo muy beneficiado al@poder dar sentido con ello a mi padecer.

Gracias a Sara y Amelia, a mis padres, a todos vosotros y sobre todo a Dios por darme una vida tan genial.

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