El acompañante. Un trasplantado.

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«[…] El acompañante, la estrella silenciosa del hospital. Como fiel escudero al lado de su señor, aguanta pacientemente al lado de la persona que sufre, qué pena, que padece. […]»

Si hay una forma justa y bonita de empezar esta aventura, es por una de las personas más especiales: EL ACOMPAÑANTE!

El acompañante, la estrella silenciosa del hospital. Como fiel escudero al lado de su señor, aguanta pacientemente al lado de la persona que sufre, qué pena, que padece. Aguanta malas caras, sufre la incertidumbre del sufrimiento de la persona a la que acompaña, unida a la duda de cómo lo llevará, que padecerá, a veces hasta tiene que aguantar malas contestaciones o gestos, fruto de la confianza del enfermo.

Sara y yo, en el ingreso de octubre de 2018.

Pero, ¿quién acompaña al acompañante? ¿Alguna vez habéis probado a dar pie a desahogarse a un acompañante? Os sorprenderíais.

Yo que siempre he visto la película desde el lado de “la estrella protagonista”, muchas horas de hospital y enfermedad, las he dedicado a pensar en el acompañante. Ya fuera mi madre o mi padre, mi mujer, mis hermanos, amigos, etc. Siempre llevando su miedo y su sufrimiento en silencio sin poder desahogarse porque eso es papel del enfermo, pero necesitándolo igual o más que el mismo enfermo.

Días de ingreso, momentos en familia, de mis mejores recuerdos. Julio 2019.

Yo por ejemplo, salgo veces excepcionales, no dejo a mis acompañantes que duerman conmigo. Estoy bien cuidado en caso de necesidad y es una forma de que la persona que me acompaña, pueda desconectar un rato, descansar, cenar tranquilamente, hablar de cosas distintas, ver otras caras y otras paredes. Si no están fuertes, es imposible que nos puedan cuidar.

Así, que a partir de ahora os invito a los que estéis enfermos a cuidar y mimar más, si cabe, a vuestros acompañantes, y sobre todo agradecerles, que a veces pecamos de egoístas y nos aprovechamos de ellos.

Y acompañantes y visitantes, os invito a cuidar y ayudar a descansar a vuestro enfermo y sin olvidar al acompañante principal, siempre hay uno que dedica más horas, más tiempo, ya sea por cercanía familiar, afectiva, etc. Que también necesita ayuda.

Esperamos haberos hecho reflexionar y a entender esa figura tan mágica que es la persona que silenciosamente nos cuida.

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