El humor y el enfermo crónico. Un trasplantado.

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«[…] ¿Te imaginas vivir cada día en una montaña rusa? En la que nunca sabes como vas a amanecer, ni como vas a acabar el día. Ya sea a nivel físico o anímico o ambos. […]»

Seguro que casi todos hemos visto alguna vez a una persona enferma, que de repente, en cuestión de segundos, cambia de humor y parece que le hemos ofendido o le hemos molestado o algo raro. No es así, no os preocupéis, no le habéis molestado. Pero lleva una tormenta dentro.

¿Te imaginas vivir cada día en una montaña rusa? En la que nunca sabes como vas a amanecer, ni como vas a acabar el día. Ya sea a nivel físico o anímico o ambos.

Pasos de la enfermedad.

Hay días que amanecemos con un dolor pequeño, que no aumenta, pero va cansando y al final del día a veces no lo aguantas. Otras crece y te hace imposible o casi imposible hasta ser tú mismo, disfrutar, poder estar relajado. Otras amaneces bien y con el día vuelve «nuestro» compañero dolor, molestia, etc. y nos amarga el día. Y las menos amaneces y te acuestas bien, sin ninguna molestia, ni cambio. Otras veces, que son las mejores, las que te levantas mal y acabas bien, estas fortalecen, animan, alegran y te invitan ser tu mismo, feliz, agradable, etc.

Por eso decía, que normalmente no es cosa de los demás nuestros cambios, es parte de esa guerra que llevamos dentro. Hasta el más fuerte de todos, tiene sus momentos de debilidad. ¿Acaso no pidió Jesús al Padre que le apartara ese cáliz si era posible, pero que lo aceptaba como viniera? Y más fuerte que Él no somos. Así que tenemos mucho dentro y sobre todo, tenemos una larga carrera de fondo.

Esta carrera, en mi caso, empezó con 6 meses y tengo 42 años. Yo soy fuerte anímicamente, me adapto bien a los cambios y creo que llevo con alegría mi enfermedad. Aun así, hay días que estoy insoportable, que no me aguanto a mí mismo, que soy egoísta y pagan los de alrededor mis males, etc. ya hablé sobre esto en el post del acompañante.

De ahí que alguna veces anulamos planes en el último minuto o en algunos casos nos medio recluimos o renunciamos a muchas actividades. No es agradable anular un plan en el último minuto, tampoco es fácil renunciar a muchos. A veces tienes la sensación de que tienes que hacer algo parecido a aislarte. Por ejemplo ahora, cuando empiece con la diálisis peritoneal, tengo que conectarme a la máquina por las noches, pues ya en una temporada, no podré ir a planes de noche, al principio dices que no fácilmente, luego va siendo algunas veces una losa. Así con muchas cosas.

Por eso a veces tenemos cambios de humor, de ánimo, etc. que a veces pagáis los que estáis cerca, familia, amigos, etc. pero casi siempre os lleváis lo bueno, por eso os pido (pedimos) un poco más de paciencia y os lo agradeceremos infinito.

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