Muchos me preguntan que es el Equipo SAP, muy fácil, es el equipo formado por Sara, mi mujer, Amelia, mi hija, y yo.
Es más, hace mucho que no hablo de mi familia. Y no lo hago por una sencilla razón, una familia puede estar desunida, puede ir cada uno a lo suyo, pero en un equipo eso no es posible.
Por ejemplo, en ciclismo, en una contrarreloj por equipos, el tiempo lo marca la entrada del 5º corredor de 9 en las grandes vueltas. Con lo cual, al menos 5 tienen que ir compenetrados, unidos, en una misma dirección y con un objetivo común.
Para eso, hacen una concentración, no pueden estar pensando en otras cosas, con otros objetivos, ni otras miras. En una familia, cuánto más implicados estén todos en el fin último que es la felicidad de los demás, más exitosa será.
No vamos a cambiar distintos, ni podemos ser otros. Siendo los que somos, evolucionamos desde que empezó el camino, pero con comunicación, lealtad y mucha sinceridad y caridad al hablar y tratarnos, ese equipo crecerá sin medida desde el amor y la alegría, a pesar de las duras pruebas de la vida.
Si nos despistamos con otras vidas pasadas o futuras soñadas o sueños individuales y olvidamos el objetivo común, ese equipo se va enfriando. No son malos los sueños individuales de uno, al revés, pero si es malo que sea el motor principal que nos mueve.
Igual, que no podemos olvidar el matrimonio. Los hijos volarán, es su deber y es lo lógico y bueno. El día que vuelen, si no nos hemos cuidado, nos enfrentaremos dos desconocidos que nos quisimos mucho, pero que hoy no quedan ni rescoldos de ese amor y si un cariño enorme que puede no alimentar.
Por ello, insisto, es tan importante la comunicación, la sinceridad y la caridad. De palabra, de actos y de pensamientos. Faltar al respeto es abrir un agujero difícil de cerrar.
Cuando me preguntan qué hacemos para que nos vaya tan bien, siempre digo lo mismo, que lo que hacemos es cumplir esas premisas que os decía y queriendo estar los tres y ser solamente los tres, es como es posible crecer y seguir hasta el infinito y más allá. Intentar tener como prioridad el bien del otro, que a la vez, conlleva mi bien. Eso sólo necesita unos ingredientes tan sencillos, como complicados de aplicar. Humildad, renuncia a algunas cosas mías, perdón, amabilidad, por favor, y agradecimiento, gracias. Es entrar en un círculo virtuoso o por el contrario en uno de desgaste.
Nosotros, además, tenemos la suerte de contar con muy buenos amigos, aficiones comunes que nos unen y, fundamental, aficiones distintas que nos dejan un rato para nosotros. No consiste lo que he dicho en aislarse los tres. Sino que el objetivo y la razón de ser sea el equipo. Pero el disiparse y airearse es fundamental.
Y siempre, siempre y siempre mucha comunicación. Saber que es lo bueno que está viviendo cada uno y lo malo, para celebrar lo primero y poder, si es posible, arreglar lo segundo. ¿Sabemos que sueño o inquietudes tiene cada uno en casa? Cómo evolucionamos con el tiempo, es posible que eso se nos despiste y no seamos conscientes de los sueños del de al lado, eso también hay que contarlo para saber más cada uno del otro.
Tampoco serán todos los días del matrimonio perfectos, es imposible. Sería inmaduro pensarlo. ¿Estoy yo bien todos los días?, incluso, ¿estoy bien todos los días CONMIGO MISMO? ¿Cómo entonces voy a pretender que el otro suene esté bien o que los días siempre estemos genial?
Y cómo argamasa de todo, confianza y cariño en cada obra y sin olvidar el abrazo sanador y que fortaleza de la Virgen a nuestro Equipo SAP en la oración y la fuerza de Dios al mirarle a los ojos y rezarle por lo que nos inquieta o agradecer tanto como tenemos.
