¡Gracias sanitarios! Un trasplantado.

Comparte este artículo

Toda mi vida quise ser sanitario. En mi familia hay mucho médico y por mi enfermedad siempre estuve rodeado de ellos y eso hizo que siempre tuviera la sanidad en el corazón.

Siempre soñé con ser cirujano, me parece algo mágico. Empecé medicina con algunas dudas ya que en 3º BUP (2º Bachillerato) oí hablar por primera vez de la fisioterapia y me cautivó. Si, aunque parezca mentira, antes no era tan conocida como ahora. Así que al final de primero, hice un cambio a fisioterapia y hoy soy una persona feliz de mi trabajo y mi vocación: ser sanitario.

Cómo benefactor de ellos por mi enfermedad y viendo el trabajo de los nefrólogos (del Gregorio Marañón de niño y el Clínico de adulto) que me han atendido y cuidado tanto en mi vida y como un sanitario más, siempre he admirado a los médicos y a la enfermería. Tanto, que dos de mis primeros post, fueron para ellos.

De visita medica a pueblos en Kenya. (Verano 2010).

Recuerdo por ejemplo, en mis viajes de voluntariado a África, Kenya y Madagascar, a los que fui en contra del criterio de mis médicos al estar trasplantado. Pero de niño leí un libro de San Francisco Javier en el cole y desde entonces siempre quise ser misionero e ir África y a la primera oportunidad que tuve de ir, fui. Desde entonces cada día vuelvo en mis recuerdos a África. Recuerdo cómo trabajábamos, con que alegría y entrega. Recuerdo en Kenya la alegría de Bea, la doctora; Ricardo y Javier, enfermeros; y Ana, María y Pilar, no sanitarias, pero también entregadas a la causa, y todo el equipo de Lamu, de la casa de Anidan. Con Rafa Selas y María Parga a la cabeza de un proyecto de acogimiento y formación de niños y de desarrollo de la salud de la comunidad, que ha salvado infinitas vidas, convirtiendo su pequeño hospital, en el que tuve el honor de trabajar, en un centro de referencia de la zona, con la ayuda de la Fundación Pablo Hortsmann. Hasta saliendo de alguna papeleta sanitaria complicada, muy complicada y en mitad de la noche o echando muchas más horas de las que en principio eran, siempre había una sonrisa de todos. Ahí se manifestaba la principal vocación de los sanitarios, una vocación de entrega y servicio, de darse por mejorar la vida de los demás, sin límite y sin mirar cansancios o apetencias. Simplemente sabiendo que hay que hacerlo. Tan especial era, que de ese equipo guardo grandes amigos.

Parte del equipo en Lamu (Kenya) preparados para ir a poblados a tratar gente.

Aún así, habiendo tenido experiencias tan intensas y vivas, habéis dado una vuelta de tuerca más, me habéis impresionado. Habéis hecho que esa admiración de siempre, se haya multiplicado ahora por infinito. Gracias compañeros médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, todos. Por anteponer el bien común y de los demás por encima del bien propio y hasta de vuestra vida. Todo lo que diga es poco, todo lo que contáis sobre lo que estáis viviendo estos días os hace merecedores de un premio tan grande, que no hay premio real que lo compense. Toda palabra que se diga es poca, todo gesto escaso. Pero habéis ganado el premio mayor, ya que al final de la vida, nos examinarán del amor y ahí lleváis matrícula de honor.

Aunque no sea médico, ni enfermero, hacéis que si hasta hoy llevaba con honra y orgullo ser sanitario, desde hoy presuma más, si es posible.

Habéis demostrado que ser sanitario es el privilegio de dar vida, recuperarla, mejorarla o a veces sólo acompañar en el último aliento de la vida, pero entráis, lo digo ahora cómo enfermo, para siempre en el corazón de las personas que tratáis y cuidáis.

Por eso solo puedo admirar, agradecer y rezar para siempre por todo el esfuerzo que hacéis a costa de no ver a vuestras familias, de contagiaros y en algunos casos hasta de la propia vida.

¡Gracias!

Suscribete a nuestro boletín

para que no te pierdas nada de untrasplantado.com

Más para ver

Experiencias

Cabeza, corazón y cuerpo. Un trasplantado.

“Hagamos una foto amplia, con perspectiva, de nuestra vida y veremos que somos tipos con mucha suerte. Es importante tener sueños y anhelos, pero es dañino vivir anclado en lo que nos falta sin valorar lo mucho que tenemos.”

Experiencias

Ser uno mismo, ser diferente. Un trasplantado.

“Estar orgulloso de mi y respetar la diferencia con el otro sin que eso me amedrente. Cada vez que elegimos ser nosotros mismos, inspiramos a otros a hacer lo mismo. nos convertimos en una luz que ilumina el camino para quienes aún están buscando su propia senda.”

Mi primer libro, “Diario de un trasplantado”.

En el cuento algunas de las cosas que a mí, como enfermo crónico y como sanitario, me ayudan a llevar mi enfermedad y sus consecuencias y a la vez intentar alcanzar la felicidad. Ya podéis comprarlo en el siguiente enlace: