Hoy me amputan. Y es el día de la Candelaria, fiesta de la luz.
Cómo un niño recién nacido que no entiende nada del mundo al que ha llegado, pero a la vez aprende todo de él rápidamente, así quiero afrontar mi nueva vida.
Iluminada por el tesón de mi trabajo y esfuerzo, pero sobre todo con la luz del amor de los míos y el fulgor y fuerza de Dios. Llena de momentos duros, pero plagada de alegrías. Con muchas caídas, pero con al menos un resurgir mas. Siempre con fe, esperanza e ilusión.
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Os agradezco de antemano la preocupación, las oraciones y todo el cariño que nos dais al EquipoSAP, rezad especialmente por Sara y Amelia, yo estaré dormido. Y las oraciones por los cirujanos y sus manos (como diría mi abuela Marita) y por todos los que me van a atender en estos días. Gracias de corazón. Estoy en buenas manos.
Por mi parte, como digo siempre, la Cruz de cada uno, aceptada y abrazada, pesa menos que arrastrada, aunque siga pesando. Y es que la vida nos manda pruebas, pero Dios nos da la fuerza para llevarlas. Todo en Sus manos, así nada saldrá mal.
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Seguimos unidos en oración.
¡Soy un tipo con suerte!