La tensión arterial y la enfermedad renal. Un trasplantado.

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Uno de los caballos de batalla del enfermo renal, esté en prediálisis, diálisis o trasplantado, es la tensión arterial y su control. Siendo la hipertensión arterial (HTA) la segunda causa de de insuficiencia renal. Por lo que debemos controlar la HTA, para evitar tener una enfermedad renal crónica (ERC).

Consideramos HTA, cuando los valores de la tensión sistólica (la alta, es la presión que la sangre ejerce sobre las paredes de los vasos cuando el corazón se contrae) y diastólica (la baja, es la presión que la sangre ejerce cuando el corazón se relaja para volver a llenarse de sangre) superan los 140 y 90 mm Hg respectivamente. Esto además de un fallo cardiovascular, como comentábamos, puede dañar al riñón, ya que estos reciben alrededor del 20% de la sangre que el corazón bombea. Esto puede producir un aumento de la dureza de la paredes renales, pudiendo crear un deterioro que acabe en diálisis o trasplante.

En pacientes hipertensos, para saber si hay una afectación renal, podemos mirar una serie de valores en la analítica como puede ser un menor filtrado glomerular o aumento de la albúmina en orina. La disminución del filtrado glomerular, que se mide por nuestra temida creatinina. A la vez, suele ir unido a una pérdida de de proteínas por la sangre, la albúmina.

  • La disminución del filtrado glomerular se diagnostica mediante la detección en sangre de una sustancia que genera el propio organismo: la creatinina. Esta sustancia sólo se elimina a través del riñón, por lo que si aumenta, quiere decir que los riñones no deben estar trabajando bien.
  • La disminución del filtrado glomerular suele acompañarse de la pérdida de proteínas en orina, en concreto la albúmina -siendo en ocasiones el primer defecto que se detecta-.

Una vez en este punto, debemos tomar medidas para limitar o enlentecer su avance. Destaco:

  • Hacer ejercicios de forma diaria y moderada. Unos 20-30 minutos/día.
  • Dieta equilibrada, la ideal es la dieta mediterránea.
  • Evitar productos precocinados y procesados.
  • Evitar tabaco y alcohol.
  • Disminuir el consumo de sal.
  • Control médico por medio de fármacos.

Puede resultar un rollo comer sin sal, algunas cosas están realmente malas; puede dar pereza hacer deporte todos los días; difícil dejar el tabaco o el alcohol. Pero todo ello lo agradeceremos sobre manera cuando veamos como pasan los meses y conseguimos mantener la función renal o que su deterioro vaya mas despacio.

Merece la pena.

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