“Analizando lo que significa la Semana Santa para un encuentro con jóvenes, maravilloso, que tuve ayer, viernes, en la UFV, pensaba, un Dios se pone a nuestra disposición y el poco ruido que hacemos”
Hoy es Sábado Santo de la Semana Santa más especial, o al menos intensa, de mi vida. Este año, para todos en general con el covid, la economía, etc. está siendo muy duro. En mi caso a la diálisis, uno la pérdida de la pierna con todo lo que conllevó previamente y después de sufrimiento. Sufrimiento que muchas veces nos quita las caretas y nos hace ser mas nosotros mismos, saca la mejor versión de nosotros mismos.
Imagino que todos hemos tenido dudas y es normal, ¿no le pasó a Jesús en Getsemaní? ¿Cuánto menos a nosotros que somos infinitamente más débiles que Él? La realidad, es que está siendo un tiempo muy duro.
La verdad, es que curiosamente, en mi experiencia de la vida, me pasa una cosa irónica, cuanto peor me va en lo físico mejor me siento como persona. Y no es masoquismo, no es que me guste sufrir, me hubiera encantado pasar menos de lo que he pasado. Pero a la vez me encanta, porque os decía que me siento mejor como persona y no es por el sufrimiento, sino porque pongo todo en manos de alguien que puede con todo y todo lo sabe, Dios; y cuento con el empuje y la fuerza de quien pasó por cosas mucho peores y lo hizo por amor y lo hizo por ti que me lees y por mi que escribo: Jesús.
Analizando lo que significa la Semana Santa para un encuentro con jóvenes, maravilloso, que tuve ayer, viernes, en la UFV, pensaba, un Dios se pone a nuestra disposición y el poco ruido que hacemos. Si vemos a un famoso, queremos un autógrafo y hacemos lo que sea por conseguirlo o una foto para Instagram y tenemos a Dios que dio la vida por nosotros y se nos acerca cada día y a veces no lo valoramos.
Somos unos afortunados, porque cuando tenemos un problema, por grande que sea, aunque se nos rompa el alma y pensemos que imposible sufrir más, Él sabe lo que sufrimos, el nos consuela, el acoge nuestro dolor y lo hace suyo aliviándonos. Eso es un tesoro.
Probablemente me ha ayudado a profundizar este año en esto, que me hayan cortado una pierna, estar en diálisis 9 horas al día, todos los días del año, la situación de la pandemia, etc. el dolor nos hace más sensibles a las cosas. A la vez el regalo de Sara, de Amelia, mis padres, amigos, mi trabajo, poder levantarme cada día con la alegría de estar vivo, tener ilusiones, etc. todo eso unido a ir al retiro de Emaus hace tres semanas, ha hecho que este año profundizara de verdad y mucho en el significado real se estos días. En el regalo inmenso que tenemos los creyentes.
Me he fijado mucho en la Pasión y es increíble. Sufrir no nos gusta a nadie, pero sufrir nos acerca a Dios: “ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col. 1, 24). Esta frase siempre tengo que leerla varias veces, porque me emociona la fuerza que tiene el sufrimiento, la capacidad redentora de las personas y el encuentro que genera, que hasta sana familias y relaciones. En otras palabras decía el Papa Emérito Benedicto XVI en el Líbano en 2012: “la locura De la Cruz es hacer del sufrimiento un grito de amor a Dios”, poco más puedo añadir a eso.
Pensándolo de verdad, dándole su dimensión real, se me ponen los pelos de punta, se me saltan las lagrimas de la emoción y alegría. Es una pasada. “Que noche tan dichosa en que se unen el cielo y la tierra” (Pregón Pascual)
Feliz Pascua a todos. Esta noche podremos decir ¡Ha resucitado! Y podremos celebrarlo cada día.
¡Somos unos tipos con suerte!
