De cara a este año nuevo podría poner mil proyectos en mis sueños, mil ideas y mil deseos. El más recurrente normalmente es que sea un año maravilloso y lleno de salud y trabajo.
Y es lógico, aunque es imposible un año de fantasía todo maravilloso. Sufriremos, tendremos días de mala salud, en el trabajo no siempre serán días ideales y con las personas tendremos encontronazos, desilusiones, etc. Sería infantil y pretencioso pensar lo contrario.
Pero, lo que sí es posible es saber que a pesar de cómo venga el año está en nosotros saber sacar lo bueno de cada circunstancias; aprender y crecer en las malas y seguir aprendiendo y disfrutar las buenas.
Dedicar un rato a nosotros cada día para pensar en quien soy, quien quiero ser y que estoy haciendo para que sea posible; para pensar que he hecho bien cada día, que podía haber hecho mejor y que definitivamente tengo que cambiar; sea ser conscientes de quien me ha ayudado hoy, a quien he ayudado y a quien puedo ayudar mañana.
Pedir a Dios la sabiduría de llevar los tiempos malos sabiendo que no son eternos y que es una manera dura, pero real, de construirnos y no engreírnos con los buenos. No dejamos de ser una mezcla de lo bueno y malo que hacemos con los dones que Dios nos dio. No unos nos hacen excelsos, ni los otros ínfimos.
En definitiva, los sueños son geniales, pero a veces nos ponemos listones tan altos que minan nuestra autoestima al poner una meta alta, y si, ¿poniendo la misma meta ponemos escalones y llegaremos donde lleguemos habremos tenido varios triunfos morales? Si quiero correr 10km y no lo consigo puedo desanimarme. Si me propongo ir sumando 100m cada vez y llego a 9, sin llegar a los 10, he tenido 9 éxitos.
Buenos son los sueños que nos hacen crecer y dar lo mejor de nosotros mismos y donde no conseguirlo es sólo una derrota. Malos los que no llegar a ellos supone un fracaso lo que no nos hace crecer.
No dejemos de soñar bueno, no dejemos de tener restos, ilusiones y propósitos, yo siempre digo que tengo al menos 3 siempre en mente; pero no nos hagamos daño y no nos descuidemos.
Cuidemos el alma, cuidemos la mente y cuidemos el cuerpo. Eso sólo podrá traernos bien y nos llevará a éxitos ulteriores llenos de paz interno. Saber agradecer cada día y hacer cada día el mundo un sitio mejor.
¡A por el 2024!