Quiero vivir. Un trasplantado.

“Desde los 16 años mi cuerpo no es capaz de vivir autónomamente, necesito la diálisis o un trasplante para poder vivir.” Quiero vivir. Un trasplantado. Un trasplantado.

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Desde el sábado me han escrito varias personas a raíz de las entrevistas que hice para la Jornada Mundial del Enfermo y la entrevista del miércoles con Richard Vaughan (os dejo abajo los enlaces).

Una de las cosas que más ha llamado la atención es que me sienta un tipo con suerte y que cada día y por cada cosa de gracias a Dios.

El Cerro de los Ángeles, donde acaso antes de cada cirugía y algunos días más al año.

Ha sido difícil llegar aquí. Es muy fácil ser niño enfermo, en contra de lo que pensamos los mayores, ya que no se sufre, porque a esa edad no te planteas muchas cosas y las que te planteas son más apetencias que complejos pensamientos. Hay que tomar medicinas y no puedes tomar esto otro. Luego llega la adolescencia, donde en lugar de tomar cañas o ligar, me tocó hacerme preguntas existenciales porque me dicen que entro en diálisis y que me muero en una semana si no voy. Preguntas para las uno no está preparado. Aunque parezca mentira esto lo he descubierto en unas mentorias del Máster de Acompañamiento Educativo de la Universidad Francisco de Vitoria hace dos años.

Una de mis muchas horas de hospital.

Y llegó la edad adulta. Cuanto tenía 26 años cambiaron muchas cosas gracias al maravilloso ejemplo de San Juan Pablo II, con un cuerpo hecho polvo, pero con una fuerza interior arrolladora. Llevaba 4 años en diálisis, casi como ahora, y me dio una fuerza enorme. Era la beatificación de la Santa Madre Maravillas, junto con otros 4 santos, un 4 de mayo de 2003.

Desde los 16 años mi cuerpo no es capaz de vivir autónomamente, necesito la diálisis o un trasplante para poder vivir. Eso te hace replantearte muchas cosas, valorar lo que tienes y en mi caso dar gracias a Dios cada segundo por ser un tipo con tanta suerte de llevar casi 30 años de regalo. Ocho gracias a la dura diálisis, que además de agotarme, me regala vida y a la generosidad de 3 donantes que me han regalado 22 años de vida genial.

La fe ha sido fundamental. Pero la fe no es sólo un don. Es un trabajo. Trabajo de leer, estudiar, informarse, hablar con unos y con otros y así crecer en conocimiento de Dios. Igual que haríamos con una novia, nuestro grupo preferido o el equipo de fútbol que nos gusta.

Horas antes de una cirugía. Risa nerviosa y a la vez confiada en el Señor. Y Sara siempre guapísima.

Y con este pilar de fe y agradecimiento llegó la argamasa que hizo todo el edificio de mi vida más fuerte. Un regalo del cielo en forma de mujer, Sara, y un tesoro que salió de ese amor, Amelia. Juntos formamos el Equipo SAP (Sara, Amelia y Pablo) y ellas dan sentido a todo lo que hago y me dan cada día la fuerza que la salud me quita.

Amelia cuidándome. Año 2021.

En definitiva, y como hablaba hace poco, todo consistió, una vez visto con perspectiva en algo muy sencillo. Asumir la vida que me ha tocado, aceptarla y llegar a abrazar y amar la Cruz que me toca, que todos tenemos. Desear cada día, como decía el Padre Guardini ser yo, porque no puedo ser otro y desde ahí buscar y perseguir la misión de mi vida.

En este amar, no en sentido sadomasoquista de quiero más problemas o mas operaciones, sino en el sentido humilde de la confianza en Dios de querer y amar mi vida como es, de hacer el difícil proceso de hacer las paces con mi realidad con tantas cicatrices, sin una pierna, la otra mal, con la diálisis, en definitiva, siendo Pablo Delgado de la Serna. Ese paso hacia delante, ese tomar la iniciativa de la vida y ser feliz con lo que tengo y sobre todo lo que puedo tener, me permite ser feliz ahora, hoy. No puedo permitirme el lujo de esperar a que vengan tiempos buenos para serlo, ¿quién me aseguran que vendrán?

Última conferencia con jóvenes.

Como decía, todo, con perspectivas, se ve más fácil de lo que fue al conseguirlo. Pero mirar hacia atrás y ver que le di a mi vida un sentido y trascendencia, que pude aprovechar mi padecer y sufrimiento para ayudar y ofrecerlo por otros a través de mi libro “Diario de un trasplantado”, mi instagram @untrasplantado, mi oración y mi ofrecimiento, sin duda alguna rebajan el peso de todo ese pesar y lo llenan de sentido. Le dan un “para qué”. Como ponía en un vídeo hace unos días, es mucho lo que la enfermedad me ha enseñado. Esa es mi misión.

Feliz ante la vida, con ganas infinitas de vivir una vida fértil.

He aprendido mirando atrás y viendo mi vida en un instante que quiero vivir. Sin duda alguna quiero vivir, pero no vivir por vivir, no vivir en número de años, que también, sino en una vida fértil en amor, en ayudar a los demás, de enseñar a la gente la maravilla que es la vida, a pesar de, como digo muchas veces, pueda tener un feo envoltorio. De poder enseñar a muchos la fortuna que es creer y la suerte de la fe. Gracias a todos por ayudarme a ello y estar siempre a nuestro lado.

Y para terminar os dejo dos joyas de Viktor Frankl.

El hombre no necesita realmente vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta o una misión que le merezca la pena.

“Cuando un hombre descubre que su destino también es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues esa también es su tarea. Ha de reconocer el hecho de que nadie puede sufrir en su lugar y que su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga

Como os dije al principio, os dejo el enlace de las entrevistas del otro día. Son los últimos enlaces de la lista. Ver entrevistas.

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