Reflexión de un día cualquiera. Un trasplantado.

“no hagamos rutina de lo sublime y valoremos como único cada día y como excepcional cada cosa que hacemos. Lo mismo mañana todo cambia y no podremos hacerlo. “ Reflexión de un día cualquiera. Un trasplantado.

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¡Hola Equipo Untrasplantado! Como sabéis, en mi cuenta y mis post cuento mi historia de sufrimiento, esperanza, fe y fortaleza. Mi historia comienza con un diagnostico médico, como bien sabéis los que me seguís desde hace tiempo, un diagnóstico de muerte antes de cumplir un año de edad. Un problema renal que condicionó toda mi vida y la de los míos. Esta situación tan compleja para mi y mi familia, fue a la vez nuestra mejor maestra y juntos logramos cada día superar la batalla que nos toca. A pesar de las limitaciones físicas y aunque no sea fácil, nunca perdimos la esperanza y la fe en que todo mejoraría y la alegría y agradecimiento por cada día nuevo. Aprovechamos una caída o una trampa de la vida para crecer en la adversidad.

Pero las dificultades no terminaron ahí. Después vinieron 31 cirugías, una amputación y esperemos que la otra aguante, un tumor que quedó en nada, ocho años en diálisis, y creciendo, que es un proceso muy agotador física y emocionalmente, e infinitas aventuras médicas más. Gracias al apoyo de mi Equipo SAP, mis ganas de vivir y la fe logramos superar las dificultades y avanzar y sobre todo disfrutar de la vida. Nuevamente, se ve que solos no podemos avanzar, que necesito cada día tres rocas para sostenerme y avanzar, mi Equipo SAP y amigos, mi fe y la esperanza.

A pesar de todas estas dificultades, nunca dejé de soñar, a pesar de las dificultades, de las limitaciones a la hora de viajar. Ya sea físicamente o más habitual en los viajes en forma de sueños e ilusiones del día a día. Pero esos sueños e ilusiones, residen en el irreal futuro y a cambio la enfermedad me obligó a agarrarme al presente. Presente en el que puedo actuar cada día y cambiar al mundo. Ese cambiar de actitud me permitió seguir explorando el mundo y encontrar alegría en las pequeñas cosas.

Entramos, salimos; vamos, volvemos; comemos y bebemos. Todo ello es lo normal, hasta que deja de serlo. Y ese día que falta te das cuenta de lo grandes que son las pequeñas cosas de cada día. Del regalo tan maravilloso que es beber un vaso de agua sin pensar que te has pasado o sin cargo de conciencia porque sea más dura la diálisis al poder beber sólo 2 vasos al día. Poder irse un fin de semana o más días, sin hacer un croquis logístico de cómo hacer con la diálisis y cómo transportar los 50 kg de la máquina y los 30l/día que necesito.

El Equipo SAP rumbo a Galicia.

Y cuando tiempo después, en este caso casi dos años, puedo volver a Galicia, algo tan normal antaño, que venía cada dos semanas, me parece un regalo enorme venir hogaño. Las últimas veces tenían que venir Sara y Amelia solas y yo quedarme en casa, en Madrid, ya fuera por problemas de salud, que necesitara reposo o aislamiento o que no me encontrara bien. Ahora podemos compartir unos dias geniales, encima en Semana Santa. Hemos venido en el coche cantando, hablando y sobre todo, dando gracias a Dios porque sea posible. Cómo decía mi abuelo Rafael, no hagamos rutina de lo sublime y valoremos como único cada día y como excepcional cada cosa que hacemos. Lo mismo mañana todo cambia y no podremos hacerlo.

Y me tocó mirar los toros desde la barrera y cuando más ganas tenía de torear, me dolía al andar y sólo me quedaba la espera. Llevo unos días de mucho dolor, como si el pie supiera que es semana de pasión.

Playa de Silgar.

Fuimos a la playa después de mucho tiempo esperándolo, no porque me guste a mi, sino porque es el plan familiar mas deseado. A Sara y Amelia les da la vida. A mi me da igual y como verlas disfrutar es mi mayor placer, cada día se convierte para mi en mejor plan.

Recuerdo varios veranos dar paseos infinitos Sara y yo, charlas llenas de sueños e ilusiones futuros tomando el sol en la toalla, bañarnos, esto menos, que yo no soy muy acuático. Más adelante bañarme con Amelia, hacer castillos, pasar horas en el paraíso juntos. Hoy todo es distinto. Pero al menos estamos aquí. Hoy no puedo hacerlo, pero al menos me quedan tres cosas. La menor que puedo leer mucho rato, las mayores, que ellas lo pasan genial con amigos y están haciendo lo que más les gusta. Y la otra, que no tardando se cerrará la herida y llegará el trasplante.

T

Y volveré al ruedo. Volveremos a caminar, luchar por si me baño o no, jugar a las palas y hacer plan del Equipo SAP lo que hoy es de ellas dos. Mezclo la pena de no poder hoy, con la ilusión y alegría de poder desde el día que llegue el cambio en adelante y salgo ganando porque los sueños, aunque sueños son, mientras duran nos transportan a un momento de felicidad desbocada, que ironías de la vida, que a veces se tornan realidad. Así será.

Libertad

Esta historia no es mágica, ni mejor que la de otros, ni un manual de auto ayuda, es un canto a la vida, es un testimonio de la fortaleza humana y la importancia de tener esperanza y fe en los momentos más difíciles. Es una apología de la felicidad y la vida, desde la dureza de la enfermedad. Aunque la vida puede ser dura a veces, nunca debemos rendirnos y siempre debemos buscar la belleza en todo lo que nos rodea.

Si estás pasando por un momento difícil en tu vida, recuerda que no estás solo y que siempre hay esperanza. Con la ayuda de tus seres queridos y tu fe, puedes superar cualquier obstáculo y seguir adelante hacia un futuro mejor.

¡Feliz Pascua!.

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