Ayer defendí de forma online la tesis doctoral y… ¡soy doctor! Doctor en cuidados de salud.
Han sido 7 años de un camino largo y difícil, marcado por 17 operaciones, más de 20 ingresos, incontables visitas a urgencias, una amputación, 1750 diálisis… y aún así, un sueño de niño se ha hecho realidad.
No se trata de las dificultades en el camino, sino de la fuerza y la pasión que ponemos para alcanzar lo que queremos. Y en mi caso, no hubiera llegado hasta aquí sin el apoyo constante de Sara y la fuerza de Amelia. Hace casi una década, ella me animaba a seguir el camino del doctorado. Hoy, solo puedo darle las gracias por empujarme a ser mejor cada día.
La vida no se mide en la cantidad de años que vivimos, sino en lo que hacemos con esos años. Mi objetivo ha sido siempre devolver a la ciencia un poco de lo que me ha dado. Porque me dio segundas, terceras, y hasta cuartas oportunidades para seguir viviendo, gracias a médicos que no se conformaron con seguir el protocolo y lucharon por salvarme. Quiero dar gracias especialmente a mi padre y al Dr. Josep María Gil-Vernet y al Dr. Augusto Luque de Pablos. Su ejemplo y la pasión por la medicina que heredé de mi padre me impulsaron a querer ser doctor.
Fue una mañana impresionante donde disfruté muchísimo defendiendo mi sueño, mi criatura, mi aporte a la ciencia. Un regalo la acogida por parte del tribunal y mis directores. Ha costado llegar, pero se ha hecho realidad. Poder abrazarme con Sara al acabar fue un regalo. Muy emocionante.
Hoy he ido a la universidad y ha sido un torrente de emociones. Aquí estudié la carrera, un máster y ahora el doctorado. Muchos amigos y recuerdos se han agolpado y más al poder darnos un abrazo María José y Gustavo, mis directores, y recordar la dura batalla de estos años. Ha sido una carrera de obstáculos cada vez más altos y de mucha resistencia.
Después de defender mi tesis y publicar mis artículos estos años, ese sueño de infancia es por fin una realidad. Pero esto no acaba aquí.
Mañana mismo, comienzo nuevos proyectos, con el orgullo de haber recorrido un camino lleno de obstáculos y la ilusión de seguir soñando con metas aún mayores. ¡Esto es sólo el principio!
“Los portadores de la antorcha”. Es una estatua que acompaña a los estudiantes que van a la facultad de medicina y muestra a un joven a lomos de un caballo recogiendo una antorcha de manos de un débil anciano que está en el suelo. Quiere representar la transmisión del conocimiento entre generaciones.