He visitado la Fundación Apsuria. Y me he quedado sin palabras.

Qué regalo ver el cariño, la ternura, la dedicación con la que trataban a cada persona…
En el colegio. En el gimnasio. En la piscina. En sus habitaciones. En la sala de terapia. Han convertido el centro en un edificio sensorial donde toda la decoración sirve para trabajar estimulación multisensorial con pictogramas y diferentes texturas.

Allí donde miraras, había un gesto de amor. Uno de esos que no se improvisan, que no salen de un sueldo, que no responden a un protocolo.
Un amor que se ha hecho forma de vida.

Y lo más impresionante:
La cantidad de personal que se necesita cada día… sin apenas ayudas, ya que las ayudas no pueden ser para personal, personal obligatorio en muchos casos, sin grandes campañas, sin focos.

Solo con la fuerza de los que aman de verdad. Porque cuando el amor es la causa, aunque parezca imposible, al final… se puede.
Gracias, Nuria. Gracias a todo el equipo.
Gracias por enseñarme que todavía existen oasis así, donde la dignidad humana es sagrada y cada vida, un tesoro que merece todo.
No dejéis de visitarlo y si podéis, ayudad. Fundación Apsuria
Os dejo un vídeo de la visita: ver vídeo.