Hay algo que no es fácil y es asumir nuestra realidad. Hacer las paces con lo que somos y podemos, con quien soy y con eso ser feliz. En mi caso una de esas cosas es no poder viajar y hacer muchos planes por la diálisis.

Pero he aprendido a viajar con otros, a disfrutar en los planes de otros, a conocer lugares en las fotos de otros y es un regalo. Todas las semanas alguno me mandáis fotos de algún sitio chulo en el que habéis estado y me encanta. Es una forma de, sin moverme de casa, en mis diálisis poder viajar a muchos lugares mágicos y compartir con vosotros, en espíritu, esa felicidad.

Crecer en el éxito o la suerte ajena es algo maravilloso y que nos hace crecer al protagonista y al espectador haciendo un mundo mucho mejor. Conseguir ese disfrutar en lo ajeno me ha dado mucha libertad y me ha ayudado a amar mucho más al otro, a desear cada día más bien al otro.

Por desgracia, a veces, en la sociedad tan materialista que vivimos, parece que el éxito de uno, aunque sea un campo distinto al mío, supone un fracaso para mi y me hace menos. Una pena que así sea, porque nos aleja de la paz interior al vivir con esa inquietud y nos marca distancia con la comunión y cercanía a los demás por miedo a sus éxitos.

Ojalá cada día hubiera menos envidia y más alegría por los éxitos de los nuestros. La envidia corroe al que la tiene y a veces daña al que no tiene culpa de nada. Alegrarse en y con el otro multiplica el bien en todos y hace de este mundo algo mucho más agradable y habitable.

Todas las fotos han sido recibidas de vosotros. No me digáis que no es un regalo recibir esos tesoros y poder conocer así España y el mundo y muchas tradiciones.
¿Os pasa?
