Elí, Elí, ¿lama sabactani? Un trasplantado.

“Una de las cosas que más me ayudó en mi vida de fe fue dejar de pedir, o pedir poco, y dar gracias por cada cosa que me pasa. Ya que esas cosas son las mejores para mi, aunque no las entienda muchas veces, y son las que me construyen y confirman como lo que soy. Y, ademas, son las que son y no puedo cambiarlas.​“

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Estamos en días especiales, los días de más recogimiento del año y en mi caso, junto con Navidad, los días de más análisis de mi vida y del año. De quién soy, a dónde quiero ir, después de rezarlo, y qué hago para ir hacia ahí. 

Haciendo análisis, y a raíz del título, ¿quién no se ha sentido alguna vez abandonado? 

Al final, nos falta confianza, nos falta fe o confiamos y tenemos fe cuando nos va bien. ¿Cuántas veces algo deseado, rogado y que no salió y nos enfadó, con el tiempo nos alegremos y dimos gracias porque así fuera? Y, ¿cuántas veces algo que nos estaba causando mucho dolor fue la solución esperada con la perspectiva del tiempo pasado?

Eso es la vida, como os decía hace unos meses, en nuestra pequeñez, nos cuesta ver las cosas, porque somos finitos y pequeños al lado de Dios. Y os contaba como mi mayor desgracia, la amputación y la lucha por salvar la otra pierna, hicieron que el Dr. Isaac Martínez me hiciera un bypass aortofemoral. Para él lo fácil, lo cómodo y menos arriesgado hubiera sido cortar, yo fui a pedirlo. Pero el hizo lo más arriesgado y lo que me salvó una pierna y, al poder insertar vasos en el tubo del bypass, me permitió entrar en lista de espera y hace un mes, casi ser trasplantado. 

¿Por qué os cuento esto?

Porque viendo los pies clavados y sufrientes de Jesús, de rezar estos días que llevamos de Cuaresma y Semana Santa con fuerza para prepararme para estos días, y meditar sobre lo que pasó por nuestra salvación y, sin entender porqué, veo que mi sufrimiento alcanza el grado de fortuna al compartir, (col 1, 24), aunque sea una ínfima parte de Su Pasión

No quiero imaginar lo que debió sufrir, hasta morir, pero al final resucitó y salvó a todos los seres humanos. El sufrimiento no tiene lógica, es un mal objetivo, pero de ahí, podemos sacar muchas cosas buenas. Meto en sufrimiento problemas económicos, sociales, enfermedades, matrimoniales, etc.

irónicamente, es el sufrimiento lo que más y mejor nos construye. Como ya me habéis leído varias veces, imaginad que sois un trozo de mármol de Ferrara y os golpean sin deciros nada un montón de veces, no entendéis nada, pero después de mucho sufrir, resulta que os golpeaba Miguel Ángel y sois La Piedad. Cada avance de fase en la vida, bebé a niño, a adolescente, adulto, etc. conlleva un dolor, un romper el pasado para acoger el futuro.

Y, como decía Benedicto XVI, “la locura de la Cruz es hacer del sufrimiento un grito de amor a Dios”. Y es ahí, cuando peor estamos, cuando más doloridos nos sentimos, cuando nos sentimos abandonados, cuando abrazados por la Virgen somos consolados por el mismo Dios. No olvidemos las palabras de San Juan Pablo II el día de la institución de la Jornada Mundial del Enfermo (13-V-1992),  «un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad».

Una de las cosas que más me ayudó en mi vida de fe fue dejar de pedir, o pedir poco, y dar gracias por cada cosa que me pasa. Ya que esas cosas son las mejores para mi, aunque no las entienda muchas veces, y son las que me construyen y confirman como lo que soy. Y, ademas, son las que son y no puedo cambiarlas.

Pues eso, que nos acordemos de rezar por quien sufre, de ofrecer cada día nuestro sufrimiento, que nos alivia y ayuda a muchos y no olvidemos que nunca seremos abandonados por Dios, ni por nuestra Madre las Virgen María. Tendremos dudas, tendremos nuestro Getsemaní, pero viviremos con más paz.

Feliz y santa Semana Santa

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