Jesucristo ha resucitado. Un trasplantado.

“Desde el punto de vista de la ciencia, lo lógico sería que no me quedara mucho después de 46 años en enfermo; desde el punto de vista de mis deseos me quedan 43 años y 1 día mínimo, que me he propuesto ser centenario y mañana cumplo 47; desde el punto de vista de Dios, será el día mejor, el día que que tenga que ser.”

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Desde el punto de vista de la ciencia, lo lógico sería que no me quedara mucho después de 46 años en enfermo; desde el punto de vista de mis deseos me quedan 53 años y 1 día mínimo, que me he propuesto ser centenario y mañana cumplo, 1 de abril, 47; desde el punto de vista de Dios, será el día mejor, el día que que tenga que ser.

En muchas conferencias me preguntan sobre qué opino sobre la eutanasia.

Siempre respondo lo mismo.

Mirando a la vida desde los ojos de la ciencia, nos perdemos que la fe, la alegría y los valores que más nos construyen no son objetivos ni tangibles. Eso nos puede hacer perder la perspectiva de lo que es la vida y la grandeza de que Jesucristo haya resucitado.

Desde el punto de vista personal a veces vamos por la vida como los dos de Emaus, sin saber realmente quiénes somos, ni dónde vamos, perdiendo la esencia de las cosas.

Todos los meses tengo el privilegio de ver la luz en los corazones tocados por el camino de Emaus. Y como al cambiar el foco, la vida, con sus problemas y miserias, cambia radicalmente de sentido.

Y desde el punto de Dios llega mi respuesta. No entiendo la vida si al morir acaba todo. Si todo lo que sufro, padezco, temo, etc. no sirve para nada y el día que muera acabe todo.

Saber que Jesús sufrió, lloró, dudó y venció me reconforta y fortaleza. No podemos dejar escapar de nuestro corazón, que está vida es el aperitivo de la vida eterna.

Decía estos días que a veces nos sentimos abandonados y desconsolados por no entender el sufrimiento que nos toca. También como nuestro sufrimiento compartido con Jesucristo puede tener un sentido, que si bien no lo entendemos, nos da un fuerza y una consistencia en nuestro vivir que nos apabulla al ver que nuestra fuerza no es nuestra. Por eso, la vida con sentido y fondo es un privilegio venga como venga y no entiendo querer morir antes. 

No sabemos el día ni la hora, pero si podemos hacer gloria de cada día con cada acto que hacemos y celebrar que con Su resurrección, nos llevará de la mano a la vida eterna.

Verdaderamente Jesucristo ha resucitado y esa es nuestra fuerza y alegría.

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