Navidad, Navidad, dulce Navidad… un trasplantado.
“mientras decoramos nuestros hogares, recordemos también adornar nuestros corazones con amor y compasión. Que este Adviento sea un tiempo de conexión espiritual y de verdadera celebración.”
¡Quiero más! Un trasplantado.
“Quiero más. Quiero más Dios en mi vida. Más de ese Amor infinito que transforma el sufrimiento en paz y la rutina en misión.”
Diálisis rota, salud en riesgo. Un trasplantado.
“En condiciones normales hubiera hecho estos días 15 horas de diálisis en una semana. Gracias a los protocolos voy a hacer 5,5 horas. Con los riesgos que conlleva.”
La nada es todo. Un trasplantado.
“Pero es en esa «nada» donde Dios puede entrar con todo de una forma más íntima. Esa renuncia, ese vacío, nos deja espacio para escuchar, para depender, para confiar. Porque la verdadera noche es luz.”
Por fin a casa. Un trasplantado.
“ He tenido dos buenos cirineos a mi lado llevándola. A un lado vuestras oraciones y cariño y de otro el Señor haciendo el yugo llevadero al compartir la collera y así hacer la carga ligera. Por eso paso de la nada al todo gracias a estas renuncias.”
Ser feliz hoy, aquí y ahora. Un trasplantado.
“Como digo y me reitero muchas veces, la vida no es como viene, es como la aceptamos. Y gracias a Dios, Sara, Amelia y yo, y lo digo en ese orden adrede, nos hemos convertido en expertos en supervivencia agradecida y feliz.”
Toca seguir remado. Un trasplantado.
“Cada semana he tenido un día duro y hoy es el de esta. Es demoledor, pero es sano. Se necesita achicar agua cada cierto tiempo para no hundirse uno en el mar de la depresión. Eso sí, mañana como el ave fénix amanece renovado y fuerte.”
5 años en diálisis. De la desgracia a la alegría. Un trasplantado.
“Este día me demostró que a veces las mayores desgracias traen consigo enormes alegrías. Que muchas veces las lágrimas desgarradas de dolor, son sin saberlo, preludio de lágrimas desconsoladas de alegría.”
Flor despacha pastores. Un trasplantado.
“Es importaste parar, no correr, saber disfrutar de la lentitud del tiempo. Recuerdo los ingresos de niño sin internet donde leía unas 6 horas y me quedaban 18 horas de pensar, de hacer introspección, de conocerme de saber quién soy.”
Nunca reblar. Un trasplantado.
“De nuevo ingresado. Poco dura la alegría en casa del pobre, 24 horas después del alta aquí estoy.”