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La muerte me ayudó a vivir. Un trasplantado.

“»Y sobre todo, me ha regalado algo que no cambiaría por nada: la conciencia de lo frágil que es todo, y de lo inmenso que es cada momento con quienes amo. No hay dolor que me haya dolido tanto como la posibilidad de no ver crecer a Amelia. No hay oración más sincera que las que salen de mis labios cuando veo a Sara dormida y me inunda el amor por ella. Ellas me recuerdan cada día que sigo aquí. Que respiro. Que puedo seguir dando lo mejor de mí, aunque a veces no me quede mucho más que mi entrega.»

¿Por qué? ¿Para qué? Un trasplantado.

“Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.”

Día Mundial de la Salud. Un trasplantado.

“Hoy, en este Día Mundial de la Salud, no vengo a hablar de salud. Vengo a hablar de lo que me enseñó su ausencia. De lo que la enfermedad puso en mis manos: una fe más auténtica,”

La enfermedad no se lucha, se vive. Un trasplantado

“La enfermedad nos cambia, pero no nos define. No somos únicamente cuerpos que fallan, ni almas atrapadas en la vulnerabilidad. Somos historias en construcción, somos encuentros, somos huellas que permanecen en quienes amamos.”

Vuelta al trabajo. Un trasplantado.

«Dios te ha quitado una pierna, que no te quite las manos que no he encontrado otras iguales en estos meses” un paciente. ¿Qué puedo decir? Nada, sólo emocionarme u dar gracias a Dios.»

La nada es todo. Un trasplantado.

“Pero es en esa «nada» donde Dios puede entrar con todo de una forma más íntima. Esa renuncia, ese vacío, nos deja espacio para escuchar, para depender, para confiar. Porque la verdadera noche es luz.”

¿Perder la otra pierna? Un trasplantado.

“nos tocó ir a urgencias. Sin hablar pensábamos lo mismo, sin decirlo, teníamos la misma congoja. Sin hablar pensábamos lo mismo, sin decirlo, teníamos la misma congoja. Alguna vez he pensado si sería la solución amputar la otra pierna, pero imaginarlo tan inminente es muy doloroso y desolador.”

Libertad. Un trasplantado.

«La verdadera libertad no es la ausencia de restricciones físicas o de limitaciones externas, sino la libertad del espíritu, la libertad para amar y para vivir en la verdad. Esta libertad nos permite enfrentar cada día con una esperanza renovada, sabiendo que nuestra vida tiene un propósito más grande y eterno.»